Mi abuela, Leandra Encinas Sanz, una mujer que SIEMPRE, SIEMPRE, SIEMPRE tenía buenas palabras, buen humor y eterna sonrisa. La vida la tuvo que hacer fuerte, y NUNCA, NUNCA, NUNCA perdió ese coraje y ese carácter amable que la caracterizaba
Mi abuela, Leandra Encinas Sanz, una mujer que SIEMPRE, SIEMPRE, SIEMPRE tenía buenas palabras, buen humor y eterna sonrisa. La vida la tuvo que hacer fuerte, y NUNCA, NUNCA, NUNCA perdió ese coraje y ese carácter amable que la caracterizaba