Carmela y Claudia García de Pablos,
las niñas de mis ojos,
que son lo que más quiero.
Los ojos de mis niñas,
Que son el mar donde me pierdo.
Volad alto, volad bajo, volad lejos, …
Pero VOLAD¡¡¡
Volad vosotras que podéis,
vosotras que tenéis la correa más larga
que a fuerza de tirar,
la cuerda, se desgasta
Cuidado no se os enganche con la costumbre,
Ojo no se os enrede en el que dirán
No escuchéis a las sirenas
que os embaucan con su canto
que detrás esta Neptuno
con el tridente acechando
Volad sin miedo y muy alto
seguras, que desde lejos
yo siempre os estaré alentando
igual que nos alienta mi madre, María Antonia,
desde un poco más abajo
y como lo hacen las abuelas, Crece y Tina,
desde el asfalto
o como nos alientan sus madres, María y Basi,
bajo el zapato.
Porque futuras generaciones
nazcan con la cuerda sesgada,
y que en sus nietas que de sólo
el leve vestigio de la marra,
fruto de eras pasadas;
Sin zapatos que las pisen,
sin costumbres que las aten,
sin techos que las frenen
o miedos que las dobleguen.
A todas ellas, las madres,
las seguiremos alentando
para ver un día a sus hijas
libres de todo ato.