A mi madre querida. María Consuelo Muñoz. Después de darlo muchas vueltas y retrasarlo lo más posible. Porque sabía que era rascar en lo más profundo de mi historia, pero sabiendo que mereces un sitio, no solo en un mural sino lo más importante un sitio enorme en mi corazón. Que siempre vas a ocupar.
Por fin me decido a dedicarte unas líneas. Todavía me duele recordarte porque te echo mucho de menos. Has sido la persona que más me ha enseñado en esta vida, solo con tu ejemplo, tu coraje y tu valentía me has enseñado a ser una mujer fuerte, cariñosa y comprensiva. Pero sobre todo a no rendirme nunca. Menuda lección nos has dado a todos los que te hemos rodeado. Porque has sabido levantarte una y otra vez, porque perder un hijo quizás es lo más complicado del mundo. Pero tú supiste levantarte y reinventarte. Porque has sido una persona con gran imaginación, siempre trabajando y creando cosas , (ropa, cuadros, comidas, historias) todo te interesaba, porque has sido una mujer con mucha curiosidad e inquietud, todo has sabido hacer y todo bien por cierto. Aún me acuerdo de los cuentos que inventabas para mi cuando yo me metía en tu cama por las mañanas. Cosa que después hiciste con mis hijos. Que maravilla.
Me encanta recordar lo coqueta que eras, siempre preocupada por tu elegancia. (impecable y preciosa siempre)
Pero lo que más me ha enseñado de todo ha sido tu manera de enfrentarte a una enfermedad que nos dejó exhaustos a todos y fue una de las batallas más grandes a las que nos enfrentamos, y perdimos por cierto. Pero por el camino aprendimos a querernos un poco más, a discutir también un poco más y como no a reírnos y a llorar juntas. Y el tiempo que luchamos nos acercamos más que nunca, y le rascamos un poco de tiempo a la vida, tuvimos tiempo de que conocieras a dos seres nuevos que llegaron a nuestra vida, mis hijos y un poco tuyos claro esta. En fin, nos ganó mamá, nos ganó la enfermedad. Pero no te preocupes aprendí la lección y disfruto y peleo la vida con todas mis ganas y desde luego siempre hablo de ti a todo el que puedo , para que aprendan de ti, como yo aprendí. Y sobre todo les hablo de ti a mis hijos, porque ahora entiendo de verdad lo que es ser madre y te valoro aún más todavía. Les cuento que debemos recordarte siempre para que no desaparezcas ( como la película de Coco) y ellos siempre me dicen que no me preocupe que seguro estás en una isla viviendo fenomenal, y me gusta que ellos lo piensen así porque me ayuda a pensar que estás por fin feliz, allá donde estés.
Te amo mamá.